jueves, 13 de octubre de 2016

CAMINO DE SAN SALVADOR



El Camino del Salvador o de San Salvador enlaza León con Oviedo, cruzando la Cordillera Cantábrica. Numerosos peregrinos devotos del medievo se desviaban para visitar la catedral de San Salvador y sus reliquias. Como reza un viejo refrán: “Quien va a Santiago y no va al Salvador, honra al criado y deja al Señor”. Así que nos fuimos a Roncesvalles a comenzar esta apasionante aventura. Salimos el viernes 3 de junio, la furgoneta con las bicis, conducida hábilmente por Hugo (de Garaje Paco) donde iban Manolo, Santiago y Luis, y en el coche de José Luis íbamos Albino, Enrique y yo. La primera parada fue en Cantabria para desayunar y luego continuamos camino en dirección a Vitoria, Pamplona y comida en Auritz-Burguete,  muy cerca ya de Roncesvalles. Lógicamente llegamos antes que la furgoneta, así que cuando llegaron ya teníamos reservada la mesa y todo preparado para la comida; dimos buena cuenta de ella y sin más volvimos a la carretera para llegar a Roncesvalles a media tarde.
      Roncesvalles fue de siempre vía de paso obligatoria para entrar en la península ibérica. Por Roncesvalles penetraron fundamentalmente los celtas, los bárbaros, los godos que se establecieron a lo largo de la cuenca del Duero, y naturalmente el rey Carlomagno, con el más poderoso ejército del S. VIII, camino de la ciudad de Zaragoza. Carlomagno, dado que fue derrotado en Zaragoza, decidió, camino de su reino, reducir a ruinas la capital de los vascones, Pamplona. Fue al regreso, en los Pirineos, entre el collado de Ibañeta y la hondonada de Valcarlos, donde hubo de sufrir una contundente emboscada por partidas de nativos vascones, a los que les resultó fácil provocar un descalabro general a base de lanzar rocas y dardos. La Chanson de Roland, escrita en algún lugar de Francia hacia finales del S. XI, concibió el desastre en el llano, entre Roncesvalles y la villa de Burguete, y los atacantes ya no eran vascones, sino sarracenos, quienes en realidad nunca llegaron a expandir sus dominios tan al norte


PRIMERA ETAPA: RONCESVALLES-PAMPLONA (41,9 Kms)


Después de un buen desayuno, cogimos las bicis en dirección al Puerto de Ibañeta, en la frontera con Francia; allí sale el camino con una pronunciada pendiente hasta los alrededores de la Basílica de Roncesvalles. Son los primeros compases y hay que hacerse con la bicicleta, sobre todo con los automáticos…. El camino discurre apaciblemente por zonas de arboledas hasta alcanzar la primera población Burguete, a partir de aquí comienzan las primeras dificultades, el camino pedregoso con continuos toboganes que hace que haya que ir con precaución, llegando a la localidad de Zubiri, después de más de veinte kms y un descenso de 400 mts. 
El camino se vuelve cada vez más intrincado pasando por Irotz y Burlada, ya divisamos al fondo Pamplona y con el río Arga a nuestra vera, entramos por el popular puente de La Magdalena, lugar de paso de todos los peregrinos, atravesamos el centro histórico de la ciudad siguiendo las conchas perfectamente señalizadas en el suelo, y salimos hacia la parte nueva de la ciudad, la zona de las facultades, donde nos costó un poco encontrar la dirección hacia el hotel ya que éste se halla en las afueras, carretera de Zaragoza, a donde llegamos cerca de las cuatro de la tarde. Ya nos esperaban José Luis y Enrique para comer pero a esas horas lo que apetecía era darse una buena ducha y tomar una cerveza y luego ya más tranquilamente comer algo. Y afortunadamente, teníamos cerca un centro comercial donde pudimos pedir una pasta regada con abundante cerveza y un cafetín, y para el hotel a descansar un poco.
Al atardecer nos fuimos Albino, Luis y yo en el bus hacia Pamplona, allí nos esperaban los demás que querían ver el partido del Oviedo que jugaba precisamente con el Osasuna; el ambiente por las calles pamplonicas era increíble, no se cabía en los bares y no era para menos se estaban jugando un puesto de promoción (nos metieron cuatro goles en el Tartiere…), buscamos un bar, a duras penas, donde cenar, gracias a la paciencia de Jesús (un amigo de Manolo) y regresamos al hotel, que no estábamos para mucha fiesta.

SEGUNDA ETAPA: PAMPLONA - ESTELLA (46 Kms)

         
          Otra etapa corta pero también dura, con un Alto el del Perdón (750 m) que la iba a hacer entretenida. Después de desayunar, no tan bien como el día anterior, y después de lavar las bicis en la gasolinera y de meter las maletas en el coche, salimos no sin  pocos quebraderos de cabeza buscando el camino hacia Cizur Menor; lo conseguimos y ya emprendimos el viaje a buen ritmo, ya que la idea era llegar lo más pronto posible a Estella porque José Luis quería ir a Haro donde jugaba el U.P.Langreo, así que a fuimos a buen ritmo. El Alto del Perdón lo subimos por la carretera ya que el camino en bici es intransitable, la bajada por una buena carretera, sin tráfico, la hicimos a sesenta por hora, pasando por la localidad de Obanos e inmediatamente en Puente La Reina (llevábamos veinticuatro kms)

             Puente la Reina, "cruce de caminos", villa medieval en la que se funden las dos vías principales del Camino de Santiago, es una de los enclaves de mayor sentido compostelano situados en Navarra; el puente románico sobre el río Arga será lo que más le sorprenderá. Es uno de los ejemplos románicos más hermosos y señoriales de la ruta jacobea y el que da nombre a esta villa, de apenas 2.500 habitantes.
Seguimos con subidas y bajadas importantes que nos hace ir muy concentrados, pasamos por el pueblo de Lorca, con otra subida buena y nos dirigimos ya a Estella donde llegamos con tiempo suficiente para que los futboleros pudieran ir a Haro. Llegamos al Hotel Yerri, donde ya estaban las maletas (nunca le agradeceremos bastante el trabajo de José Luis) y tras una buena ducha, Santiago yo nos dirigimos a al centro para comer en la Plaza de Estella, en la terraza de un restaurante, donde comimos a lo grande. Los que fueron a Haro, tampoco lo hicieron mal en el Terete… y además el Langreo sacó un buen empate a uno (que luego de poco le sirvió).
            Cuando llegaron de Haro, bien cansados ya había pocas ganas de hacer nada, así que picamos algo en el bar del hotel, lo mejor fue la botella de pacharán, y la clase magistral de Albino, de taichí y estiramientos…y  para la cama. 

TERCERA ETAPA: ESTELLA – LOGROÑO (49 Kms.)
          
 
            Tercera etapa de las cortas, con lo cual tenemos previsto comer en la capital riojana. La salida de Estella, como siempre, sobre las nueve y media, después de un desayuno ligero… A los cuatro kms nos encontramos con el Monasterio de Irache 

 y con una fuente de la que sale vino, así que echamos un traguillo, para afrontar el muro que tuvimos que subir, rápida bajada con la pista en regular estado y nueva subida hacia Vilamayor de Monjardín y ya en bajada hacia Los Arcos y Torres del Río, llevamos veintinueve kms y sólo nos quedan otros veinte.

         Terreno complicado hasta llegar a Viana. Refundada en 1219 por Sancho VII el Fuerte, recibió el título de ciudad en1630 y ostenta el título de Muy Noble y Leal Ciudad de Viana Cabeza de Principado del antiguo reino de Navarra, conserva parte del conjunto amurallado del  S. XIII y numerosas casas blasonadas, además de importantes monumentos históricos.

cruzando el límite de las provincias de Navarra con La Rioja, y en pocos minutos ya cruzamos el Ebro para entrar en Logroño. En el hotel NH, en una zona verde junto a un parque en las afueras de la capital, llegamos a la hora prevista, con tiempo suficiente para cambiarnos y buscar un restaurante en las cercanías. Y lo encontramos, un mesón con buena pinta donde nos pusimos morados, buen jamón y mejor chuletón (eso sí, a buen precio). Y de la que volvíamos al hotel localizamos una tienda de reparación de bicis que nos vino muy bien para engrasar y poner en marcha las maltrechas bicis.
            Una buena siesta reparadora, y listos para visitar la ciudad y su famosa calle Laure, donde tomamos unos vinos con buenos pinchos y para el hotel que mañana hay que seguir pedaleando.

CUARTA ETAPA: LOGROÑO – SANTO DOMINGO DE LA CALZADA (50,6 Kms.)

          Última etapa de las cortas pero también dura con buenos repechos, menos mal que tuvimos un buen bufet en el hotel; la salida de Logroño por el parque al lado del hotel haciendo los primeros kms de forma tranquila (algunos) hasta alcanzar la primera localidad importante, Navarrete, con un retablo en su iglesia, impresionante. Declarada por su interés histórico y monumental, “Conjunto Histórico-Artístico”, es parada obligatoria para todo peregrino, quien puede disfrutar de la cultura y la historia, reflejados en sus calles y monumentos, destacando la Iglesia de la Asunción, templo del S. XVI con tres naves, que alberga un valioso retablo barroco del S. XVII. 


       El camino en continua subida pasa por el Alto de San Antón, llegando a Nájera después de treinta kms (con pequeña pájara de Albino que con una manzanilla la superó)

     La salida de Nájera por una pista asfaltada en dura pendiente, llegando enseguida a Azofra, continuando el camino hasta Cirueña, con una dura subida hasta llegar al área recreativa donde nos encontramos con un buen grupo de caminantes que estaban recuperándose de la dura subida. Una buena fuente con agua fría nos sirvió para encarar los últimos kms hasta Santo Domingo, donde llegamos entrando por la Calle Mayor que da acceso a la Plaza de La Catedral. Santo Domingo de la Calzada es una localidad situada a orillas del río Oja.
Su nombre procede de su fundador Domingo García, que entre otras construyó allí un puente para hacer seguro el cruce del río, un hospital y un albergue de peregrinos, para facilitar con ello el peregrinaje del Camino de Santiago a su paso por la localidad.
Es famoso el milagro del gallo y la gallina, según el cual se dice que Domingo García demostró la inocencia de un peregrino acusado erróneamente de muerte al hacer volar una gallina que estaba asada en el plato. En recuerdo del estos hechos, en la catedral calceatense hay siempre un gallo y una gallina vivos y se extendió el dicho de “En Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada”. 
Y al hotel D. Pedro que ya nos estaban esperando. Dejamos las bicis, ducha rápida y a la calle, donde nos encontramos con las simpáticas mejicanas, foto con ellas 
y al restaurante que ya habíamos reservado. La comida excelente, y a descansar (algunos se fueron a hacer la colada).

            La tarde era muy agradable, tomamos unas cervezas y dimos una vuelta llegando hasta el Parador de S. Bernardo de La Fresneda.

          Y nos fuimos a una terraza para ver la TV que había no sé qué partido de futbol. Algunos picaron algo allí, Santiago y yo nos fuimos para el hotel, y con unas frutas y un yogourt pasamos el trámite de la cena. 

QUINTA ETAPA: STO. DOMINGO – BURGOS (73,1 Kms)


El desayuno del hotel pobre y ligero, y lo que teníamos por delante no era cosa menor, primera etapa de las largas. Seguimos por tierras riojanas, ya por poco tiempo, entrando en tierras castellanas por la provincia de Burgos. Dejamos atrás a Villamayor del Río por caminos largos y llanos, en espera de mayores dificultades (que las habrá). Pasamos por Belorado, Espinosa del Camino y Vilafranca, llevamos casi 50 kms y José Luis ya nos tenía preparada la mesa en el bar de peregrinos La Taberna de Agés, a veintitrés kms de Burgos. La comida de peregrino, macarrones, pollo y postre, con un vino peleón, lo mejor la cerveza previa y la siesta en un pradín que había al lado de la iglesia.

Y de vuelta a la bici, dejando a un lado Atapuerca, que nos esperaba lo peor… la subida hasta la Cruz de Agés, por una pista en muy mal estado que nos obligaba a subir con la bici en la mano

La bajada a tumba abierta hasta Orbaneja para divisar ya la ciudad de Burgos, pasando por el aeropuerto, y por carretera meternos en una zona caótica de rotondas, polígonos industriales, aceras, etc, hasta llegar al río Arlanzón, donde algunos remojaron sus cuerpos, y otros con menos suerte continuamos por senda ciclista de la ciudad, atravesándola por completo siguiendo el curso del río, ya que el hotel se encontraba en el otro extremo de la ciudad.

            Como todos los días, buena ducha y poco tiempo para descansar, la etapa había sido larga igual que la sobremesa, así que cuando nos dimos cuenta ya eran las ocho de la tarde, buena hora para ir hasta el centro a tomar algo y cenar, que no iba a ser fácil, estaba todo abarrotado pues había un congreso de médicos, pero encontramos un restaurante por el centro donde dimos buena cuenta de la famosa morcilla de Burgos, y alguno hasta de una buena pata de cordero. Dimos un pase por la Catedral, iluminada y preciosa y para el hotel.



SEXTA ETAPA: BURGOS – CARRIÓN DE LOS CONDES (84,5 Kms)

            Después de un buen desayuno, y de llevar las bicis a una gasolinera para quitar el barro y polvo del día anterior, afrontamos la segunda etapa larga pero muy entretenida por tierras castellanas, los primeros treinta kms hasta Hontanas sin ningún problema, bastante llanos salvo por Hornillos del Camino con alguna tachuelina.
            Continuamos la marcha, pasamos por unas ruinas de lo que fue una belleza de iglesia y por el Convento de San Antón, llegando a Castrojeríz , saliendo del pueblo vemos lo que se nos viene encima, la larguísima subida al Alto, donde más de uno echó pie a tierra. 

La comida en Mesón Titas en Boadilla del Camino a veinticuatro kms de Carrión, no sin antes remojar las piernas en una acequia del Canal de Castilla. La comida de peregrino, con un mesonero un tanto peculiar…
Estamos en tierras palentinas, tierra de campos, dejamos Frómista y seguimos por caminos llanos, tierras verdes sembradas de amapolas 

 Y llegamos a Villalcázar de Sirga, parada obligada para admirar la preciosa iglesia 

Continuamos el camino y llegamos a Carrión en una agradable tarde que aprovechamos para darnos un buen remojón en el río Carrión antes de llegar al hotel.

El Hotel San Zoilo suntuoso nos espera, habitaciones enormes, pasillos palaciegos, no en vano es un monasterio.  

Al atardecer nos acercamos, cruzando el puente, hasta la bonita plaza del pueblo donde tomamos buena cerveza y volvimos que la cena la teníamos en el restaurante del hotel; buena mesa y buena comida y para la cama, que mañana nos esperaba otra etapa larguísima.


SÉPTIMA ETAPA: CARRIÓN DE LOS CONDES – LEÓN 



El desayuno, como no podía ser de otra manera, muy bueno y abundante, que nos espera una etapa de campeonato. Los primeros veintiséis kms hasta llegar a Terradillos de los Templarios,  llanos con rectas interminables, Moratinos y San Nicolás del Real Camino y entramos en la provincia de León, llegando a La Ermita de la Virgen del Puente 


          y enseguida SahagúnEl camino sigue monótono llegando a El Burgo Ranero y después de ochenta kms llegamos a Mansilla de las Mulas, a unos veintidós kms de León, donde nos esperan José Luis y Enrique, que se había adelantado, en el Bar San Martín donde tenemos previsto comer; la mesa perfecta, una especie de jaima, y menú del día, con otro mesonero peculiar… larga sobremesa, esperando al hermano de Manolo y un amigo que venían en bici desde León.

Salimos en dirección a León pero pasando (mejor dicho subiendo, y vaya subida…) por el primer poblado astur, de Villasabariego “Lancia”. 

Pasamos por el Puente Villarente y ya vamos lanzados hacia la capital leonesa, no sin antes subir una tremenda tachuela, donde Manolo pinchó, menos mal que llevaba ruedas especiales y una vez hinchada no tuvo mayores problemas. Llegamos a León pero antes de ir al hotel pasamos por una gasolinera para lavar las bicis, que hoy sufrieron mucho.
          El Hotel, mejor dicho Hostal, Guzmán el Bueno, en pleno casco antiguo, nos acoge después de haber pedaleado más de cien kms; llegamos bien tarde y bien cansados, ya nos esperaba Pablo que se incorpora a la expedición. Ducha, media hora de descanso y a la calle a tomar unas cervezas en una terraza cercana al hotel, y nos vamos hasta el gótico a buscar algo donde picar. Para ser breve y no entrar en muchos detalles, decir que allí no se ponía de acuerdo ni el apuntador, al final recalamos, parte de la expedición en el bar Madrid, que fue un acierto y es donde teníamos que haber ido desde el principio. 


OCTAVA ETAPA: LEÓN – BUSDONGO (60,19 Kms)


            Desayunamos en el Hotel París, que estaba a la vuelta de la esquina, después de rescatar a Luis del baño (el que hizo de bombero fue Albino, los demás ni nos enteramos), quedamos para hacer la foto de salida delante del majestuoso edificio de Gaudí, en la Pz S. Marcelo
            Tomamos dirección norte, por las afueras de la capital leonesa para coger el camino que al principio estaba en buen estado, pero a medida que íbamos subiendo aquello se ponía en peor estado. Pasamos por Carbajal, teniendo el río Bernesga a nuestro lado; el camino por una zona boscosa y de matorrales se hacía imposible, en muchos momentos nos teníamos que bajar de la bici, 

es un precioso recorrido para hacer a pie, una auténtica ruta de montaña. Llegamos a la Fuente de San Pelayo donde hacemos un alto


 y continuamos la ruta pasando por Cabanillas y Cascantes, en busca de La Robla. Luis y yo nos adelantamos pues este último tramo lo hicimos por carretera (por problemas técnicos, jeje) y los esperamos en Pola de Gordón, en un barín reponiendo fuerzas, junto al puente sobre el río Bernesga.
         A partir de aquí la ruta la hicimos por la carretera N-630, ya que seguir por los caminos nos iba a retrasar mucho ya que habíamos quedado a comer con José Luis en Casa Ezequiel, en Villamanín. La carretera con algunos túneles y algo de tráfico tiene sus cuestinas y se hace pesado este tramo, deseando llegar cuanto antes al restaurante.  Y no es para menos, la comida en Ezequiel es tremenda, rica y abundante, ensaladas, embutidos, cabrito, etc, así que nos pusimos morados.

            Pequeña sobremesa mientras despedíamos a los leoneses y José Luis y Albino se iban hacia Oviedo (volverían al día siguiente), Enrique se lanzó Pajares abajo hacia Campomanes donde le esperaban, Luis se fue para Busdongo, y el resto (Manolo, Santiago, Pablo y yo) nos fuimos a la aventura por la montaña de Busdongo en busca de un paso hacia Arbás. Anduvimos dos horas por el monte, con las Tres Marías al frente y un valle precioso pero no pudimos continuar la marcha, los caminos no están nada claros y se hacía imposible continuar, así que tuvimos que volver a Villamanín y coger la carretera hacia Busdongo, donde llegamos bastante cansados bien entrada la tarde.

            Los apartamentos Casa Maragato que habíamos reservado estaban muy bien, planta baja y altillo aboardillado y baño con buena ducha, que nos vino muy bien, el día había sido muy duro, y el de mañana tampoco iba a estar nada mal.

            Tomamos unas cervezas en el bar y pedimos la cena, embutido, queso y postre, no hay más, pero todo muy rico y regado con vino de la tierra. Y para la cama, que Busdongo no da más de sí.

NOVENA ETAPA: BUSDONGO - OVIEDO (68,4 Kms)


           Desayunamos buen café con mejor pan y mermeladas variadas, y ya llegaron José Luis y Albino, todo preparado para una jornada épica….
            Bajamos un par de kms por la carretera para tomar la desviación a Pendilla, y una vez en el pueblo ya cogemos la Ruta La Carisa; comienza con algunas rampas duras para ir tomando altura y se suaviza un poco internándonos en el precioso valle, la pista va en zig-zag lo que hace más llevadera la subida.

           Llegamos al alto del cordal girando la pista a la izquierda en un falso llano, lo que nos da un respiro, dejamos la desviación que baja hacia Lena y continuamos en fuertes repechos por la ruta hasta encontrarnos con la desviación hacia el Campamento Romano, que dejamos a un lado. 

           Continuamos, dejando otras desviaciones hacia el Concejo de Aller, Boo y Nembra y acometemos la parte final, la gran bajada hasta Carabanzo, tremenda y larga bajada que parecía no tener fin, llegamos al pueblo y en el bar hicimos una parada para reponer fuerzas.
            Ya por carretera asfaltada, vamos en dirección a Santa Cruz, Ujo y Mieres, que atravesamos bien conducidos por Luis, hasta llegar a La Peña. Aquí hubo dudas por algunos de si ir por los túneles, pero el libro de ruta marcaba subir La Rebollada y El Padrún, y para allá fuimos, el pelotón se va estirando, algunos sufriendo, otros apretando los dientes pero coronamos el puerto, bajada rápida hasta Olloniego para acometer La Manzaneda. Cruzamos el pueblo y continuamos subiendo por otra tremenda rampa en dirección al Picu Llanza, donde nos espera Alberto y su familia, últimas pedaladas y llegamos bien pasadas las tres de la tarde.


            Nos estaban esperando con una mesa repleta de comida, cerveza, sidra, todo con una pinta envidiable, ¡qué buena gente! Nos prestó muchísimo, y en estas llegó el hijo de Pablo que quería hacer los últimos kms con nosotros.


            Una vez reposada la comida, salimos que todavía nos quedaba otra tremenda tachuela, subimos como pudimos y comenzamos a bajar hacia La Bolgachina, para llegar a la rotonda de Otero y atravesar la Calle Magdalena para llegar a LA PLAZA DE LA CATEDRAL, punto final de esta extraordinaria aventura.