Allí nos juntamos un centenar y medio de corredores en una mañana agradable que presumía ser calurosa como así lo fue. Un tiempo de espera demasiado largo para recoger el dorsal (esto tiene fácil arreglo y no cuesta nada), últimos consejos con Javier y Alberto, un pequeño calentamiento y a la línea de salida. Salgo con Alejandro, Pablo y Sergio que en principio teníamos mismos objetivos, ir tranquilos la subida (¿?) y bajar a todo gas.
El recorrido, va todo por la preciosa Senda Verde camino de Tuñón, Villanueva y que luego continúa por Proaza y Teverga, toda ella en suave subida que al principio no se nota pero que va dejando huella. Pasamos los primeros kms a ritmo medio de 4´35´´ de momento por zonas de mucha sombra lo que se agradece porque el bochorno va a ser importante; dejamos atrás el área de Tuñón y su fuente (esta vez no había tiempo para echar un trago) y seguimos senda arriba, el segundo cinco mil prácticamente calcado al anterior, y llegamos a Villanueva donde nos metemos por el centro del pueblo, asfaltado todo él y salimos a la carretera general, con un tiempo de 49´20´´, es justo la mitad de la prueba.
Hacemos por carretera bien pegados a la derecha y vigilados por los motoristas que controlaban la circulación, son pocos kms pero se hacen duros con constantes cambios de ritmo, hasta llegar a S.Andrés, donde volvemos a entrar en la Senda. Allí estaba Platas animando como un loco (cómo prestan esos ánimos) y ya enfilamos la última parte de la carrera. A esto, ya mis compañeros de viaje se han marchado y quedé más sólo que la una; la bajada hasta Trubia, bien conocida se hace rápida aunque no tanto como deseara, estamos a comienzo de la temporada y las fuerzas son las que hay, así que hay que regular un poco para llegar entero a meta. Estamos ya en la última recta (bautizada como la recta de las hojas por el añorado Félix) y llego a meta con un tiempo total de 1h.36´45´´ con un ritmo medio de 4´35´´, que podía estar mejor pero creo que el calor y el bochorno hizo que la carrera se hiciera un poco más dura de lo normal.
En definitiva, una buena mañana por Trubia que conocemos de memoria la Senda y luego unas cervezas con los del Grasias (y menos mal que llevábamos el bollín que nos dieron), camiseta roja de EDP y para casa que amenaza tormenta…
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